Buena redacción

He terminado el cuarto volumen de la saga del Anillo de Saturno. Ahora, como me prometí, trabajaré durante unas semanas en la coherencia narrativa de los acontecimientos de todos estos volúmenes. Esto significa escribir las fechas, tener en cuenta el paso del tiempo, lo que los personajes se han dicho unos a otros, y asegurarme de que el desarrollo narrativo es como una secuencia de fichas de dominó que caen una tras otra, de forma natural, sin el artificio del deus ex machina, a menos que sea intencionado.

Pero en esta fase de la revisión, por mucho que me abstenga de trabajar en el estilo y la forma de las frases, mi ojo no puede dejar de caer ahí. En cuanto releo, aparece el editor que hay en mí y que cambiaría esa frase, esa palabra, esa coma.

Stephen King sugiere en su maravilloso libro "On Writing" que deberíamos separar claramente la escritura de la edición. ¿Qué quiere decir esto? Que el primer borrador debe ser feo, ilegible. El primer borrador no es para los demás, es sólo una sugerencia para nosotros mismos, una forma de canalizar la creatividad de forma fluida y tornasolada. Por eso es mejor evitar embellecerlo, para no estropearlo.

Otro gran escritor, Chuck Palahniuk, cuenta cómo odia los programas de edición de texto (como Word, por ejemplo) ¿La razón? porque ya se ve bien', dice. (Os recomiendo ver, si sabéis inglés, la increíble entrevista de Joe Rogan a Palahniuk, os dejo el enlace en la web. Cuidado, es contenido explícito: #1726 - Chuck Palahniuk - The Joe Rogan Experience | Podcast en Spotify)

En definitiva, hay que mantenerse elástico para no apegarse a las propias ideas. Otra expresión inglesa es "Kill your darlings", que traducido significa más o menos "Mata a tus favoritos". Esta frase significa que a menudo las ideas a las que estamos más apegados, son también las más débiles y deben ser eliminadas. en mi caso, por ejemplo, la historia del anillo de saturno empezó de forma muy diferente. Se completó en dos volúmenes. Tuve que esforzarme mucho para encontrar el valor de suprimir ese final, y producir una nueva historia a partir de sus cenizas. Quién sabe, quizá algún día hable de ello con más profundidad.

Este trabajo de autodestrucción es delicado y debe ejercerse con cautela y experiencia. Pero debo decir que a menudo he encontrado en él una gran verdad. Esto no sólo es cierto en el ámbito de la escritura. Marco Sciaccaluga, de quien fui alumno director, me sugería a menudo que no me apegara a mis ideas de director.

Entonces, ¿qué es escribir bien? ¿Son los temas? ¿La historia? ¿O la prosa? ¿O la forma? Evidentemente, es un poco de todo esto junto, pero también ese talento que permite en cada encrucijada (y realmente hay muchas) hacer la elección "correcta". Pero aquí entramos en lo metafísico. Lo que es correcto o no para otros no lo sé, pero siento que dentro de mí, a veces, hay una brújula que se agita cuando me acerco a algo interesante, y que se dispara cuando me encuentro en el desierto.

Me gustaría agudizar este sentido, esta excitación que surge cuando el hilo es el adecuado. Ser capaz de percibirlo en cuanto surge y, sobre todo, tener el valor de seguirlo. A menudo lo consigo, pero a menudo me encuentro luchando con voces interiores que me castigan, que me dicen que "no, es una elección demasiado difícil", o que podría no gustarme.

En el arte hay que tener valor. Y ese valor no se encuentra en las palabras de los demás, sino sólo en uno mismo.

¿Conoces métodos para no tener miedo al juicio interior? ¿Para encontrar el valor de seguir tus intuiciones? ¿Existen técnicas? ¿La meditación, tal vez? Te espero en los comentarios.

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