Hoy les contaré cómo conocí a mi editor, Federico, y cómo contribuyó a la redacción de mi libro, "La Divina Avventura".
Todo empezó durante el rodaje de una serie de televisión llamada "La Lunga Notte", dirigida por Giacomo Campiotti para la RAI, en la que interpreto a Umberto II de Saboya. (Más adelante les contaré más detalles. En pocas palabras, trata de Italia y empieza después del Gran Concilio, y sigue la caída del fascismo. Un "la corona" italiano).
Volviendo a mi reunión....
Federico es un ayudante de dirección brillante e inteligente, y en los descansos del rodaje hablábamos a menudo del guión y de la historia. Un día, mientras estaba en mi camerino escribiendo en el ordenador (como tengo este "defecto", escribo en cuanto puedo, esté donde esté, en el teléfono, en el ordenador, en un papel), le propuse que escuchara lo que estaba haciendo: estaba escribiendo un libro de aventuras fantásticas con tintes espirituales, que en aquel momento se llamaba "Overton". Le hablé de mis métodos de escritura, de los famosos 500 párrafos y de la mecánica de los cinco movimientos. Federico me escuchó con interés y me dio consejos que me parecieron muy acertados.
Hacia el final del rodaje, le propuse que leyera la sinopsis de mi libro, un elemento esencial para centrarme en la historia que quería contar. La sinopsis Un documento de una página al que había dedicado decenas de horas. Federico aceptó y, tras leer la breve sinopsis, me dio algunos consejos realmente útiles. Una vez terminado el rodaje, nos despedimos y le prometí que le enviaría una versión actualizada de la sinopsis por WhatsApp.
Un par de meses después, le envié la nueva sinopsis (que para mis ingenuos ojos era perfecta) y me preguntó (es muy educado) si podía trabajar un poco en ella. Naturalmente, acepté y me devolvió una versión con cambios maravillosos. En ese momento, descubrí que Federico es un estudioso de la literatura y la filología moderna, especializado en lingüística, lo que explicaba su capacidad para mejorar mi texto con un refinamiento poco común.
Convencido de sus habilidades, le propuse que editara la novela entera. Aunque era algo que nunca había hecho antes, le persuadí insistentemente para que aceptara este reto. Federico aceptó y desde entonces trabajamos juntos en el borrador final. Y seguimos trabajando, porque faltan dos meses para el lanzamiento del libro, ¡así que siempre hay tiempo para mejorar!
Gracias al trabajo de edición, tanto en la forma como en el contenido, mi escritura se ha vuelto más clara, sencilla y fluida. Estoy aprendiendo mucho de Federico y de esta colaboración que me ha enseñado la importancia de la sencillez combinada con la claridad de objetivos. Pero no sin modular mi escritura con elegancia, para no hacerla banal o monótona.
Y este es un buen consejo en el arte y la creatividad en general. La sencillez es un gran logro, sí, pero no porque tengas pocas cosas que decir, sino porque sólo tienes esas cosas que decir. Como he dicho antes, "claridad de intención". Cuanto más potente es la claridad de intenciones, más potente es la señal: clara y límpida. Como una radio. Y luego, lo que cuenta cuando alcanzas esa claridad, incluso a través del estudio de la técnica, es tu relación con tu alma: dejar que lo que hay de puro en ti se exprese libremente, sin prejuicios, sin juicios.
La vida siempre nos reserva sorpresas: ¿quién iba a pensar que encontraría a mi Editor así, en el plató de una ficción? Y sin embargo...
Agradezco haberle conocido de una forma tan inesperada y poder contar con su talento para hacer de "La Divina Avventura" una obra aún más especial.
Y gracias también a todos los que me seguís en este viaje que no ha hecho más que empezar, pero que ya me encanta.